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sábado, 18 de julio de 2015

María Monjas Carro





MARÍA MONJAS CARRO, Valladolid 1974. Feminista y activista por la igualdad de género. El máster sobre violencia de género que cursó en la Uned entre los años 2010 y 2012 constituyó el inicio de un auténtico viaje sin retorno, con múltiples y diversas paradas. Siendo la literatura una de sus grandes pasiones realizó una investigación sobre la vinculación entre las lecturas adolescentes y los estereotipos de género, experiencia que le condujo a participar, designada desde el Instituto de Estudios de Género, como jurado en el Premio Nacional de Poesía 2012.

Su vivencia de voluntariado en Bolivia compartiendo con mujeres en situación de calle le supuso un aunténtico revulsivo, que se tradujo en un vuelco en su vida personal y profesional. Actualmente colabora como activista por los derechos humanos de las mujeres desde Amnistía Internacional, siendo su poesía también un espacio de reivindicación, desde donde expresa sus anhelos de transformación social. Uno de sus mayores deseos en los últimos tiempos es valorizar y visibilizar las acciones que sitúan a la vida de las personas en el centro, deseo, que entre otras consecuencias ha dado lugar a ésta, su más reciente investigación Tejiendo la vida frente a los desahucios.





La activista por la igualdad de género María Monjas ha publicado "Tejiendo la Vida frente a los Desahucios", su segundo libro con la editorial Huerga y Fierro. Su primera presentación fuera de Madrid tuvo lugar  en la Casa de las Palabras de Valladolid, su ciudad natal.


Origen de "Tejiendo la Vida frente a los Desahucios”: La economía feminista y los cuidados

Después de un primer libro de poesía reivindicativa, “Háblame de la lluvia” (2012), ha escrito "Tejiendo la Vida frente a los Desahucios", un ensayo cuyo punto de partida fue un trabajo de investigación para el master de Cooperación al Desarrollo. Allí escuchó hablar por primera vez de “ecofeminismo” y “economía feminista”.

Tras años de trabajo de consultoría en una empresa privada, un viaje a Bolivia de colaboración con mujeres que habían salido de la calle supuso un “despertar” para la autora. Descubrió que hay “lugares en los que la productividad y la acumulación de capital no sirven como parámetro para medir absolutamente nada”. “El tiempo podía pasar de una manera no productiva y no pasaba nada; dedicaban el tiempo al puro mantenimiento de la vida y de la gente con la que compartían”, ha añadido. A su vuelta a España, se dio cuenta de que aquí también había lugar para esos espacios.

Un año después, la enfermedad de su madre, la cuidadora de la familia, supuso un punto de inflexión. “Cuando no puedes dar por supuestas las cosas que te producen la felicidad del día a día, los cuidados, es cuando empiezas a valorarlos”, confiesa.

Años después, en clase, descubrió que la economía feminista defiende que hay que poner “los cuidados que sostienen la vida en el centro de estudio”. Inmediatamente decidió que esta iba a ser su variable principal. Lo iba a utilizar como un “concepto revolucionario” para demostrar que es posible un mundo distinto y frontal a la idea de la productividad que nos quita “el tiempo de ser personas”.

Protagonistas: Activistas de las Asambleas de vivienda del sur de Madrid

Para realizar su investigación, Monjas necesitaba otra variable con la que establecer una relación. La respuesta surgió de una conversación sobre lo que estaba ocurriendo en los barrios del sur de Madrid a raíz de la problemática de los desahucios. Las asambleas de vivienda, que habían surgido del 15M con apoyo de la PAH, estaban sirviendo base y acogida a las personas que estaban sufriendo procesos de desahucio. Esta ayuda estaba generando un importante tejido social en los barrios que tiene mucho que ver con los cuidados antes citados.

Sus primeros contactos en los barrios fueron activistas de las asambleas de vivienda que querían visibilizar el papel de la mujer en los procesos de desahucio. Habían observado que muchísimas más mujeres que hombres acudían a solicitar ayuda a los espacios de acogida, que estaban más discriminadas, y que finalmente eran ellas quienes estaban sacando adelante a sus familias.

Así decidió hacer este estudio a través de entrevistas a estas mujeres y hombres, porque era una manera de acercarse más al tema de los cuidados e introducir una perspectiva de género que sirviera para sacar a la luz estas situaciones.

Concepto de vivienda desde la perspectiva de género

Estas entrevistas van precedidas por un marco teórico en el que define la vivienda desde una perspectiva de género. “Los hombres y las mujeres viven, experimentan la vivienda de una manera diferente y afrontan el problema de una manera diferente”, afirma. “El hombre va a pensar la vivienda desde un plano más abstracto, como un símbolo de estatus y de poder económico, mientras que la mujer la piensa más en relación con las necesidades físicas y psicológicas que se reproducen en el interior de la vivienda”, diferencia la escritora.

Relaciona esta idea con la ilustración de la portada del libro: un iceberg en el que en la punta está el hombre realizando el trabajo productivo y en la gran base invisible está el trabajo de cuidados no remunerado y que han realizado las mujeres históricamente. “A este trabajo es al que pretende dar valor la economía feminista”, subraya.

María Monjas ha comprobado en su experiencia que “en muchas ocasiones, los hombres cuando pierden el trabajo y no pueden sacar adelante a sus familias, se quedan paralizados, tienen una gran frustración y no son capaces de reaccionar. Muchas veces, son capaces de abandonar a sus familias; otras, se suicidan. Les cuesta mucho más salir a luchar que a las mujeres. Las mujeres tienen que tirar de la familia, luchar por salir adelante”.


La labor de las plataformas de apoyo a las víctimas de los procesos de desahucio

María Monjas ha terminado explicando la labor que se realiza en estas asambleas: “El verdadero logro de los movimientos ciudadanos es haber sacado un problema que se consideraba privado a la esfera pública y colectivizarlo”.

Victoria Hernando corroboró que existe una situación idéntica en Valladolid. En la mayoría de los casos, quienes acuden a Stop Desahucios son mujeres, y sus parejas solo aparecen el “día de la firma”. Las mujeres tienen menos posibilidades de acceso a la vivienda y más facilidad para perderla por la discriminación laboral. Además hay situaciones de especial vulnerabilidad en el caso de familias monoparentales, víctimas de la violencia de género y mujeres inmigrantes.


"Tejiendo la Vida frente a los Desahucios" está a la venta en Valladolid y Madrid.

 Tomado del articulo escrito por Paula Cabrito




http://www.ultimocero.com/articulo/mar%C3%ADa-monjas-%E2%80%9Clas-mujeres-son-quienes-finalmente-sacan-adelante-sus-familias-la-mayor%C3%ADa

http://www.mariamonjas.com/eventos.html

3 comentarios:

  1. Entendemos que este no es el lugar para hacer autopublicidad ,por eso los comentarios de ese tipo no son aprobados .

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  2. Me ha encantado Háblame de la lluvia. En escial los poemas de amor/ desamosr. Y tengo una preguna para María: te consideras influida y o seguidora de Dickinson? Es que casualmente un libro suyo estaba en mi estantería al lado del tuyo y releyendo me a parecido encontrar coincidencias. Un saludo y ENHORABUENA

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  3. Soy Paz Crespo

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HH

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